martes, 8 de noviembre de 2011

De odios y añoranzas

De odios y añoranzas

De niño quería ser un tirano, así como Guillaume Canet en Jeux d´Enfants, tener una biblioteca que emulase a la de la Bella y la Bestia, batirme en duelo con Alatriste y los tercios españoles, acompañar a Odiseo en sus peregrinajes y perderme en el cuerpo de cien mujeres. Soñaba también con conocer París, con visitar la Alhambra y bañarme en el Mediterráneo, con cruzar África en globo, con asaltar la Bastia entre el humo de cañones, con rescatar los pendientes de la reina y, por sobre todas las cosas, con hacerme mayor algún día y llorar un amor al compás de Ismael Serrano.

Luego crecí, como casi todos a mi alrededor, maldiciendo el mito de Peter Pan y descubriendo que en la vida hay más garfios que campanitas, más piratas que niños perdidos. Y aprendí también que los tiranos son personajes a quienes temer y no reverenciar; que a los amores poco les importa el llanto o las coplas de un cantautor trasnochado; que el cuerpo de las mujeres siempre exige algo a cambio; que Alejandría fue incendiada, que en Florencia ardió la "Hoguera de las Vanidades", que en Alemania los nazis pulverizaron siglos de historia y que hoy, cuando ya poco importan los libros, la indiferencia los hace arder en las vitrinas de los recuerdos. Asimismo comprendí, por las malas, que en esta vida lo que impera es el vil metal y hasta las ilusiones tienen precio, total "poderoso caballero es Don Dinero"; que un océano interminable me separaba de Europa, de mis sueños infantiles, de la llama que alguna vez devorara mis noches de adolescencia; y, aunque nunca fui capaz de imaginarlo, que al hacerse mayor uno renuncia a las quimeras que alimentaron su vida.

Y poco a poco me fui llenando de odio, un resentimiento profundo e inexplicable, una aversión visceral hacia el mundo que me rodea, hacia el día a día, hacia la opiácea rutina y, por sobre todas las cosas, hacia mí mismo. Una inquina nacida en el recuerdo de cientos de noches de vela, en la constatación de los sueños frustrados, las promesas traicionadas, las ilusiones renegadas, en la certeza que, como Wendy, yo también renuncié a Nunca Jamás.

A veces, en las largas duchas matutinas, me atrevo a imaginar que no todo se ha perdido, que bajo la pesada carga de responsabilidades, compromisos, saldos a plazo y obligaciones vinculares todavía habita un pequeño niño soñando con horizontes lejanos, mares tempestivos y carnavales venecianos; que aún piensa confundido que Ruritania existe, que Frodo encontró la paz en las Tierras Imperecederas y que el Corsario Negro logró finalmente ser feliz con la Reina del Caribe. Sin embargo, para mi pesar, sé bien que esos tiempos se han extraviado para siempre y esa maldita certeza que antes me arrancaba una que otra lágrima afligida hoy me envenena el alma con un ponzoñoso rencor.

Esa rabia me ha vuelto amargado lo reconozco, me ha convertido en un hombrecito triste y gris que lucha cada mañana con el despertador preguntándose a veces si tiene sentido el levantarse. Me ha disfrazado como uno más de esos muñecos ventrílocuos que, hablando siempre por boca de otros, componen la esencia de una generación de personas que alguna vez soñaron y hoy ya lo han olvidado.

Y quizás también sea por culpa, o causa, de ese odio que no puedo dejar de escribir, como si trazando inseguros trazos en mi pluma virtual pudiese conjurar a los cientos de fantasmas de mi pasado que me persiguen por las noches convirtiendo a la agonía de Scrooge, en comparación, en un mero paseo recreativo.

A veces creo incluso que son las letras las únicas capaces de hacer realidad a Troya, y me sorprendo repitiendo hasta al cansancio "¿Es este el rostro que incendió mil naves?" con la secreta esperanza de yacer con Elena. Y me encuentro a mi mismo desahogando en palabras los devenires diarios como si con ello pudiese frotar una lámpara encantada y pedirle al genio de Aladino que me regresase de nuevo a mi infancia, "Allí donde quiero volver y tantas cosas se quedaron"; como si traduciendo en insana verborragia mis odios internos lograra que Ruperto de Hentzau no se saliera con la suya y la quimera de un amor a lo Montesco y Capuleto fuera posible.

Y es que cuando escribo realmente puedo soñar con que París no esta tan lejos...

15 comentarios:

  1. Que bello!!!!!!!!!!!!!Reverte me dijo "Ruritania existe" Hace años que no lo veo, pero le debo esas palabras. Ruritania existe. Y la estás pisando. Adonde vayas.Paula Ruggeri

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  2. "Limita al norte con Syldavia y al sur con el castillo de If", uno de mis artículos favoritos de Reverte. Que bello es conocer a la persona que lo inspiró. Gracias por tus palabras, confieso que envidio -sanamente- la posibilidad que has tenido de conocer en persona a uno de los autores de mis desvelos juveniles y el delicioso título que ostentas de "Novia de D'Artagnan"

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  3. Grande sos, amigo.
    En nada chico.
    Y yo, que me he bañado infinitas veces en el Mediterráneo, he de decirte:
    El mar que sueñas no es mar. Es cielo.
    Un saludo. Creo haber conocido a alguien con mucho que contar.

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  4. Muchas gracias amigo, tus palabras son profundas y calan hondo, y la metáfora del mar es bellísima realmente. Gracias por pasarte por aquí...

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  5. Es que... sabes una cosa????
    París no está tan lejos. no lo está. si te fijas detenidamente está ahí, justo bajo tus pies

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  6. El problema quizás es que a veces los sueños superan a la realidad. Muchas gracias por pasarte por aquí.

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  7. Sólo estás bebiendo con pajita los litros de mar que te separan de aquí, por eso parece tan lejano, pero, hasta sorbito a sorbito, se puede acabar lo que parece infinito.
    Gracias por pasarte por mi rincón, porque ha servido para que yo conozca el tuyo.
    Si no te importa, seré tu nueva seguidora.
    Un abrazo,
    Cristina

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  8. Pues al ver tu comentario en mi blog no he querido contestarte hasta conocerte (¿) un poquito. ¿Por que me has dado la sensación de una persona sensible, muy sensible?.
    Te seguiré leyendo. Un abrazo Lola

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  9. Cristina: Muchas gracias por pasarte por aquí, no me pidas permiso, para mi es un placer tenerte en este rinconcito y poder leernos mutuamente. Y si, poco a poco hasta lo imposible se vuelve factible. Abrazos grandes.

    Lola: Si, lo cierto es que tengo mis días. Muchas gracias por visitarme. Un abrazo grande.

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  10. Es curioso…yo de niña encontré esa lámpara cual Aladino…en las letras…solo que no era niña lo que entonces deseaba ser, quería crecer, llegar lo mas lejos posible de lo que la vida me había mostrado en tan temprana de edad…ese lobo con fauces y garras puntiagudas cuando aun creía en los cuentos, esos en los que un príncipe encantado subido en un corcel blanco me rescataría del torreón combatiendo a monstruos y dragones, pero fue mas bien un monstruo el que salió a mi encuentro, mi príncipe fue un verdugo, y aquellos cuentos que me solían contar, dejaron de ser mi fantasía e ilusión, y fue odio lo que entró a formar parte de mi corazón…
    Y fueron las letras las que me mostraron un camino sin ese odio que iba contaminándome cada vez mas, fueron ellas las que me ayudaron a forjar un mundo paralelo por el que luchar, ellas me llevaban allí donde nadie podría hacerme ningún mal, donde volar, soñar, y donde encontrar esa esencia habida en mí que de alguna manera me hacía sentir especial…y el mundo de ahí fuera, cada día se alejaba mas, y mas…hasta que me encerré por completo en ése, mi mundo paralelo al real, y al que cual esa lámpara, y a través de mis letras, me daba la vida, la única vida que necesitaba…
    Ahora…esa niña que un día no pudo ser, se asoma muchas veces por la ventana de mi alma, y sabes¿? sigo sin querer volver, porque no necesito hacerlo para sentirme esa niña, porque la vida aun a pesar de todo lo que me hizo me ha dado cosas maravillosas, he podido caer, levantarme, luchar, llorar y secar mis lágrimas mientras escribía en un rincón de mi habitación…
    He visto crueldad, egoísmo, hipocresía, falsas moralidades, un mundo sordo, mudo y ciego, y muchas otras cosas que lamentablemente son dolorosas…pero siento que he llegado a donde ahora me encuentro, por ese transcurso de la vida inevitable, soy y siento porque el mundo que he vivido me ha hecho de alguna manera ser y sentir así, porque he vivido, he caminado junto al tiempo, y he aprendido, que la vida solo es el escenario, y somos nosotros los que construimos el cuento, somos nosotros los que decidimos ser adultos o niños, soñar y volar como Peter Pan, somos nosotros los que decidimos ver el vaso medio vacío o medio lleno, y lo mas importante de todo, somos nosotros los que decidimos en nuestros sueños, esos, nadie jamás nos los pueden arrebatar…y las letras, son el vehículo perfecto pero tan hermoso camino…quien sabe¿? quizá, solo quizá, aquello que escribimos, que deseamos y soñamos, se haga algún día realidad…
    Y París…no está tan lejos…yo la he soñado, la he deseado, escrito e imaginado…y sé que me espera…

    Perdona la extensión de mis palabras, pero no he podido evitarlo al leerte, como ves, las letras pueden conmigo, son ellas las que me llevan…o tal vez sea yo…en cualquier caso, siento si he pecado de atrevimiento, será la madrugada, o esa lámpara que ha sido frotada por tus letras, que sencillamente he tenido la necesidad de hacerlo…

    Un placer pasar por aquí ;-)

    Bsos

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  11. La verdad es que me has dejado impresionada y no olvides nunca que nadie podrá cortarnos las alas para volar hacía nuestros sueños.

    Petons(besos) desde Barcelona.

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  12. Luciernagas:
    Los únicos capaces de frustrar nuestros sueños somos -creo yo- nosotros mismos, cuando la cobardía, la pereza o la incertidumbre nos ganan la batalla y eso, lamentablemente, me ha ocurrido en más de una ocasión. Pero estoy decidido a cambiar, a no dejarme de aletear por más que me invada el cansancio, y si alguna vez dejo de volar que sea sólo por haberme acercado demasiado a la luz de mis sueños. Muchas gracias por visitarme. Me encanta leerte y tenerte por aquí. Besos

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  13. Ginebra:
    Ni atrevimiento ni nada señorita, me ha encantado todo lo que has escrito. Sabes, en algún libro leí alguna vez que: "El día que empezamos a preocuparnos por el futuro es el día que dejamos atrás nuestra infancia" y lamentablemente es así. De niño queremos ser mayores, de mayores queremos volver a ser niños. Tu, por suerte, has aprendido a valorar la vida tal cual es, a disfrutar el día a día (con sus luces y sus sombras) sin preocuparte por el mañana ni por el ayer, y eso no sólo es digno de celebrar sino también un enorme logro al que mi melancolía y mi nostalgia sempiternas jamás me permitirán aspirar.
    Muchísimas gracias en serio por pasarte por aquí y, me repito, un verdadero placer leer tus palabras, no me ha parecido extenso para nada (de hecho me he quedado con ganas de más). Sería hermoso que siguieras frotando esa lámpara a menudo. Besos

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  14. Cada persona tenemos/queremos/buscamos un París.
    Tú has explicado el tuyo y además bien explicado. París no está tan lejos y si no, piensa que siempre nos quedará París...

    Saludos y sonrisas de,

    Cómo crear (una sonrisa)

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  15. ¿Y cual es tu París Leticia?
    Gracias por pasarte por aquí

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